Hace treinta y nueve años, en Uchuraccay, Ayacucho, nació la mejor ultramaratonista del Perú. Se llama Aydee Soto.
Por: Rossdela Heredia
Portada: La República
Luego de correr 160 kilómetros durante más de treinta horas, Aydee cruza la línea de llegada. El viernes 14 de octubre a las seis de la mañana partió desde el Parque Metropolitano de Santiago. Tras desafiar la altura de los cerros santiaguinos y soportar el frío de la madrugada y una lluvia con tormenta eléctrica, Aydee llega segunda a la meta en San Carlos de Apoquindo, al noreste de la capital chilena. Marlene Flores, la campeona vigente, volvió a quedar primera. Es mediodía del sábado 15 de octubre y Aydee está extenuada.
El supervisor le pide que le muestre sus equipos. Para garantizar la seguridad de los participantes, cada uno debe llevar consigo algunos implementos obligatorios: un teléfono, reserva de agua, linterna, manta de supervivencia, chaqueta con capucha para el mal tiempo, botiquín de primeros auxilios, brújula, entre otros. Así podrán sortear las inclemencias de la prueba. El supervisor indica que todo está en orden y se retira. Aydee y Bárbara Koch, su entrenadora, se van a un lado a tomarse una foto. Es su primera vez en esta competencia y quieren llevarse un recuerdo. De pronto se acerca un organizador y les dice: “Aydee pasa a ser primera porque Marlene no ha cumplido las reglas”. No pueden creerlo. Sorprendidas se abrazan fraternalmente y gritan de alegría. Es su segundo triunfo a nivel internacional. Aydee hizo un tiempo de 30 horas y 8 minutos en uno de los circuitos de ultramaratón más difíciles de Sudamérica. A pesar de que corrió sin pacer (compañero de ruta que sirve de guía) por falta de sponsors, Aydee Soto es la mejor corredora del trail running North Face Endurance Challenge Chile 2016.
Aydee Soto nació en Uchuraccay en 1977. Allí vivió con su familia durante cinco años hasta que la violencia originada por el terrorismo los obligó a mudarse. Es la mayor de seis hermanos y la única que se ha dedicado al deporte. Cuando desapareció su papá, en el verano de 1985, tuvo que abandonar Ayacucho para ir a trabajar a Cusco. El dinero que ganaba se lo enviaba a su madre. Tenía ocho años. Desde esa edad se acostumbró a estar lejos de casa. Antes de ser ultramaratonista, a los 15 años, practicó artes marciales. Más tarde estudió fisioterapia, pero no la ejerció. Lo suyo siempre fue correr. Recuerda que cuando estuvo en Trujillo participó en un montón de carreras de calle y las ganó casi todas. Así se fue haciendo conocida. Cada vez que había una carrera, la gente le avisaba y ella iba.
En 2005, Aydee cruzó la Cordillera de los Andes caminando. 2500 kilómetros de Norte a Sur. Desde Ayabaca, en Piura hasta Puno. Tenía 28 años cuando junto con Abel Simeon, Nilo Niño de Guzmán y Felipe Varela se aventuraron a recorrer durante cuatro meses ese tramo de la cadena montañosa más grande de la tierra. Fue un acto simbólico denominado Caminata por la paz y la solidaridad, iniciativa de la Defensoría del Pueblo para llevar un mensaje de conciliación a los pueblos de las 69 mil 280 víctimas de la violencia del conflicto armado interno. Tras esa proeza los cuatro se hicieron conocidos como ‘Los chasquis’ (mensajeros incas). Fue el primer paso hacia el ultramaratonismo.
Últimas carreras ganadas
2014:
-DESERT CHALLENGE 100K EN PARACAS
-MARCAHUASI ULTRA TRAIL 80K
-AMAZON RACE FOREST 42K EN TARAPOTO.
2015:
-TRAIL MENORCA CAMÍ DE CAVALLS 185K
2016:
-MARCONA WIND TRAIL 65K
-THE NORTH FACE ENDURANCE CHALLENGE 160K CHILE
En 2011 concursó en la maratón de 21 kilómetros de RPP, una carrera con una distancia siete veces menor que la que corre usualmente. Sin embargo, quedó en tercer lugar. Cada vez que compite corre en promedio cuatro veces una maratón (42 km). Quizá la velocidad no es lo suyo. Su potencial es la resistencia física. Una ultramaratón implica desafiar el clima, los tipos de suelo y la variación de los niveles de altura. Exige fortaleza física, concentración mental y resistencia. Desde ese momento empezó a competir en carreras de montaña.
En mayo de 2014 se coronó campeona de la Trail Menorca Camí de Cavalls, una ultramaraton disputada en España. Corrió 185 kilómetros en 28 horas. Fue su debut en esa competencia europea y también su primera victoria internacional. Completó la prueba sin bastones ni pacers. La falta de dinero y la ausencia de sponsors son una constante. Pero cuando compite no piensa en eso, solo corre, sola, a su ritmo y siempre concentrada en la meta. A veces siente que el cuerpo quiere parar, pero ella no se detiene. En su mente mantiene la frase: “sí se puede”. Aydee describe su resistencia como algo sobrenatural que sale de ella y le permite continuar.
Bárbara Koch admira a Aydee Soto desde que la vio correr en El desafío de Huarochirí, el primer campeonato de carreras por montaña que se organiza en Perú. Aunque recién se conocieron en julio de 2014 en el Paracas Desert Challenge. Desde entonces Aydee se unió al Team BK Perú donde Koch es entrenadora. Pero ambas evitan esa etiqueta. Ellas se consideran hermanas. “No soy su mentora porque ella nació así. Yo no la he descubierto. Ella es Aydee Soto desde siempre. Soy su fan y por eso la ayudo incondicionalmente”, enfatiza Koch.
Junto a Bárbara, Aydee busca a personas y empresas que puedan auspiciarla. Ha ganado varios ultratrails en el Perú, pero no es noticia en los medios de comunicación, ni recibe apoyo del Estado. Aydee sueña con ir al Ultratrail de Mont-Blanc, una de las ultramaratones más prestigiosas de Europa y una de las más duras del planeta. Cada año miles de atletas de la élite mundial atraviesan 170 km de Los Alpes con cerca de 10.000 metros de desnivel. La falta de dinero para sus pasajes de avión y algunos implementos deportivos la alejan de ese sueño. Aydee podría ser la siguiente ganadora, pero necesita apoyo.
Cuando está en Lima se va en la madrugada al Morro Solar, Chorrillos y desde ahí corre por toda la Costa Verde hasta casi llegar al Callao. Y así va dando vueltas. Ella vivió alrededor de diez años en Pamplona, San Juan de Miraflores. En la actualidad vive en Caraz, la segunda ciudad más importante de Ancash, rodeada de montañas.
Allí siente paz y armonía consigo misma. Corre desde las 4 y 30 de la mañana hasta las 11. Desayuna, descansa unas horas y sale de nuevo. “Correr es como mi alimento de todos los días. Si no corro, siempre estoy extrañándolo. Es mi vida, es mi todo”, explica. Mientras corre mira a su alrededor. Ella creció en Uchuraccay rodeada de montañas. Por eso sabe que los apus siempre estarán de su parte.