Valeria Román, del diario Clarín, contó en la PUCP su experiencia como editora y reportera especializada en el periodismo científico, un campo muy poco explorado por la prensa peruana.
Por: Víctor Manríquez
Portada: Jimena Rodriguez
Investigación científica e innovación tecnológica son dos caras de una moneda a la que periodistas y medios de comunicación le dan muy poco valor en el Perú. Para hablar de su experiencia, Valeria Román, editora de la sección Ciencia y Salud del diario Clarín (Argentina), estuvo semana estuvo en la PUCP.
Valeria dictó dos charlas sobre periodismo científico el último miércoles 14 de setiembre. La primera estuvo dirigida a docentes, científicos y comunicadores interesados en la difusión de los hallazgos y aportes científicos que nacen en las aulas, los laboratorios y centros de investigación de la universidad. En la segunda exposición, destinada a relatar su experiencia con estudiantes y público en general, compartió mesa con la periodista Claudia Cisneros, el investigador científico Alfredo Ibáñez y la estudiante de periodismo Paloma Verano, directora de la web Siente la Ciencia.
La periodista argentina puso énfasis en la necesidad de diferenciar la divulgación científica del periodismo científico. Atribuyó la primera a las cualidades comunicativas de muchos investigadores o académicos que saben compartir con grandes audiencias y de manera didáctica sus conocimientos. Distinto es el trabajo del periodista que investiga un tema, verifica información y, lo más importante, desarrolla un sentido crítico acerca del acontecimiento científico sobre el cual debe informar.
Tras advertir el escaso desarrollo del periodismo científico en el Perú, Valeria sorprendió a la audiencia al afirmar que la situación es prometedora si se toma en cuenta a la comunidad científica local, pero preocupante si se mide la incidencia pública de su trabajo: “En el Perú, existen 40 000 investigadores e innovadores que hacen papers científicos y van desarrollando nuevas tecnologías”, señaló. Estos podrían ser una fuente inagotable de información sobre diversos aspectos del quehacer humano. Sin embargo los medios peruanos no cuentan con periodistas especializados en temas científicos. La ciencia y la tecnología casi no existen como secciones en la oferta editorial de la prensa local. Y es muy poco lo que se enseña sobre la cobertura de estos temas en las escuelas de periodismo.
A partir de estas afirmaciones, Valeria dejó las siguientes sugerencias para promover el desarrollo del periodismo científico en el Perú:
- Cursos de especialización en periodismo científico. No solo en las aulas de pregrado, sino también en diplomaturas y maestrías. La idea aquí es enseñar a descubrir la noticia dentro de temas de alta complejidad y difícil acceso. Para ello, Román recomendó buscar historias que llamen la atención de las audiencias.
- Contar con una base de datos y distribuirla en medios. Es imprescindible que las universidades y los centros de investigación cuenten con un listado completo que identifique y presente a sus docentes y científicos. Los medios los buscarán para que ofrezcan explicaciones e interpretaciones sobre fenómenos o tendencias relacionadas con la ciencia y la tecnología.
- Capacitación externa. Formar a periodistas en la cobertura de temas científicos. Buscar espacios en los cuales científicos y periodistas conversen sobre los nuevos aportes y hallazgos y la mejor manera de presentarlos a las audiencias.
- Vincular a los periodistas que se especializan en estos temas. Este es un campo que requiere marcos para el ejercicio profesional que garanticen la veracidad y el equilibrio de la información que se difunde. Tengamos en cuenta que siempre hay intereses económicos dispuestos a distorsionar —por decir lo menos— la información. Los estándares éticos en nuestro oficio suelen alcanzarse cuando los periodistas discuten de estos temas en comunidad.
- Media training para académicos e investigadores científicos. Es necesario que quienes poseen un conocimiento privilegiado sobre un tema en particular aprendan a comunicarlo con un lenguaje sencillo y coloquial. La tentación de “hablar en difícil” a menudo “encierra” a los científicos e impide que logren compartir lo que saben con eficacia y contundencia.