Luego del fracaso electoral de Julio Guzmán y sus listas parlamentarias, decenas de militantes anunciaron su renuncia y han empezado a organizarse para emprender un nuevo proyecto político. También hay quienes condicionan su militancia a un relevo en la dirigencia partidaria que parece próximo a darse, pero cuyas formas son cuestionadas. Para algunos, es el fin del Partido Morado. Para otros, una turbulencia previsible luego de la crisis pero que no representa una partida de defunción de la organización.
Por: Valeria Vicente y Nicolás Cisneros
Portada: Valeria Vicente
“El Partido Morado ya no es terreno fértil para un proyecto republicano”
“Guzmán siempre fue muy pequeño para el partido”
“No hay intención por parte de la dirección nacional para arreglar los problemas”
“El partido se está construyendo de arriba para abajo”
Decenas de comentarios parecidos se escucharon en la denominada ‘Conexión Republicana’, un Zoom que congregó a aproximadamente 300 militantes del Partido Morado el 18 de mayo. Algunos comunicaron su retiro definitivo de la vida política, otros anunciaron la creación de un nuevo proyecto republicano y un último grupo reafirmó su permanencia en la organización. Pero todos coincidían en un punto: estaban inconformes por cómo se venía manejando el partido.
Al no conseguir el mínimo de cinco escaños en el virtual Congreso, dicha organización perdió la inscripción. No bastó haber pasado a duras penas la valla electoral: la existencia legal del Partido Morado había culminado por no cumplir este requisito. Más catastrófico fue el devenir de su candidato presidencial Julio Guzmán, quien tras una estrepitosa caída en las preferencias electorales de los últimos meses de campaña, terminó con 2.26%.
“Fue una campaña sin identidad”, aseveró otro militante en aquella reunión de disidentes para justificar este resultado. En la misma semana, al menos dos comunicados se difundieron en las redes sociales. En estos, decenas de afiliados expresaban su rechazo hacia el rumbo que estaba tomando el proyecto y anunciaron que se desligaban de este.
Sin embargo, Rodolfo Pérez, secretario nacional del Partido Morado y excandidato al Congreso, sostiene una versión distinta: estos anuncios resultan confusos. “Dicen que renuncian, pero en realidad ninguno lo ha hecho. Estas renuncias no figuran en el Registro de Organizaciones Políticas. Los comunicados han sido lanzados a la opinión pública y no remitidos a la dirigencia”, asegura.
Pérez también señala que las actividades partidarias no se han detenido: continúan realizando charlas de inducción y capacitación a nuevos miembros. Calcula que 800 militantes han participado en las cinco últimas reuniones. “El partido sigue activo”, afirma.
Los actuales congresistas Daniel Olivares y Zenaida Solís, quien también pertenece al Comité Ejecutivo Nacional del partido, atribuyen estas reacciones disconformes a los inminentes efectos de la derrota electoral. “Es normal que en estos procesos frustrantes hayan reacciones así. Con este resultado no es tan sencilla la conversación, pero es un aprendizaje constante y no creo que sea el final”, considera Olivares.
El único punto donde concuerdan todas las versiones es que las críticas a Julio Guzmán se han agudizado desde el 11 de abril, luego de los resultados de la primera vuelta. Pero las causas que originaron los reclamos en el Partido Morado son complejas y se remontan mucho antes de esta fecha.
La promesa de las elecciones internas
“Uno hablaba con el celador del aeropuerto, con el que vende confites en la esquina o con el que vende jugos en el Centro de Lima, y te dabas cuenta que nos tenían de burla. Si resaltabas la calidad de nuestro Plan de Gobierno, te respondían: «Sí, pero con ese líder…»”, recuerda Vilma Romero, militante del Partido Morado que reside en Colombia.
Casi todos los militantes entrevistados comparten esta opinión. Julio Guzmán, quien fue candidato presidencial, es considerado como uno de los factores determinantes del fracaso del Partido Morado en las elecciones. Los votos obtenidos parecen respaldar la tesis: Guzmán obtuvo menos de la mitad de votos que las listas congresales del partido, una rara proporción en la escena electoral peruana.
Pérez, quien estuvo cerca de conseguir una curul, discrepa con la idea. No cree que Guzmán haya sido un lastre para que el partido tenga éxito en las elecciones. Lo justifica con su posición en las encuestas de noviembre de 2020, cuando estaba segundo. “Pero tenía que resolver estos temas: la campaña se pudo haber hecho mejor si se abordaban más contundentemente los ataques personales y políticos que vinieron después”, asegura.
En la mencionada ‘Conexión Republicana’, no faltaron elogios y agradecimientos hacia Guzmán por lo que hizo para construir el partido. Pero ahora perciben una falta de autocrítica por su parte y pocas ganas de dejar el puesto. Para algunos, su permanencia en la cabeza del partido es insostenible.
Los pedidos de renovación del CEN se escuchan desde hace meses, pero con el tiempo se han vuelto una exigencia constante. Según uno de los disidentes del partido, 23 militantes de Lima Metropolitana enviaron un documento a las autoridades partidarias el 25 de mayo. En la carta, solicitaban que las elecciones internas se den lo más pronto posible. Aun con la inscripción electoral perdida, quieren realizarlas para no perder la democracia partidaria.
Pérez asegura que habrán elecciones internas, pero no precisa la fecha ni los detalles. “Hay que ver en qué formato. Si nos reinscribimos, tenemos que ver con qué padrón se hace. Pero sí, las nuevas autoridades del partido necesitan estar legitimadas por algún mecanismo democrático”, específica.
Sin embargo, para Carlo Magno Salcedo, una de las cabezas del sector disidente y actual asesor presidencial de Francisco Sagasti, esta promesa de elecciones internas no tiene validez. “La información que manejamos es que el señor Guzmán insiste en tener una directiva controlada por él, a pesar de que esté dispuesto a dejar la presidencia [del partido]. Quiere dejarlo bajo sus condiciones”, asevera.
El caos luego del 11 de abril
Los dirigentes de las bases partidarias de Arequipa afirman que, en las reuniones posteriores al fracaso electoral, Julio Guzmán se empeñó en atribuir su derrota a vínculos involuntarios con la gestión de Francisco Sagasti: los cuestionamientos hacia el denominado ‘Gobierno Morado’ habían terminado por hundir su candidatura. No obstante, para Eddil Camino, secretario distrital de Paucarpata (Arequipa), hubo otras razones de peso, como la ausencia de autocrítica del líder morado y una campaña enfocada en Lima.
Otros militantes y dirigentes recuerdan que Julio Guzmán sí empezaba sus reuniones pidiendo perdón por el fracaso electoral. Sin embargo, para Carlo Magno Salcedo, no era suficiente. “Aun así, no profundizaba en eso y luego se centraba en enfatizar una supuesta responsabilidad de Sagasti o también echarle la responsabilidad a las [bases de las] regiones”, afirma.
Este no ha sido el único conflicto que trajo consigo los resultados de la primera vuelta electoral. Frente a las controversiales opciones que quedaron, la ‘independencia vigilante y constructiva’ que asumió el Partido Morado fue duramente criticada por algunos miembros.
Nancy Goyburo, integrante de la Secretaría Nacional de Doctrina, que se ha desligado públicamente del partido, indicó que esta postura tampoco fue discutida ni consultada a las bases regionales. “No se llevó a cabo una reunión con la mayoría en Lima y tampoco en provincias. Se restringió la participación de la gente y se cerró el chat para que nadie escribiera. No hubo modo de interactuar”, señala la excandidata al Congreso por Lima.
José Zeña, exsecretario regional de Áncash, confirma esta situación. El 12 de mayo, militantes agrupados en el colectivo ‘Morados por la Democracia’ publicaron un pronunciamiento donde exigían que se denuncie al fujimorismo como el principal peligro y se ofrezca un apoyo crítico al candidato Castillo. “Ser un partido de centro no significa mantenerse cómodamente independientes y equidistantes de la derecha o la izquierda, sin tomar posición”, se lee en el documento difundido en redes sociales.
Ante estas acusaciones, Rodolfo Pérez afirma que la postura institucional se asumió luego de varias reuniones con la militancia y con el objetivo de conservar la unidad en esta segunda vuelta tan polarizada. “Julio estuvo hasta en 35 reuniones con las bases para consultar este tema y la mayoría expresó que querían libertad para decidir. Además ningún candidato se acerca a las convicciones democráticas que tenemos”, indica el secretario general.
La brecha entre la dirigencia y las bases
Pese a sus descargos, Pérez reconoce que las prácticas que guiaban al partido hasta ahora no han sido completamente democráticas. Si bien los fundadores ocuparon las direcciones centrales desde 2017, cuatro años después reconoce que ha sido “un grave error no elegir a las autoridades regionales, provinciales y distritales democráticamente”.
También acepta que las reuniones pueden haber sido muy breves para escuchar a los asistentes. “Creo que hay gente que se ha quedado sin la oportunidad de hablar, pero siempre puede escribirnos. Al menos a mí no me ha llegado ningún [mensaje]”, afirma.
Es en Arequipa donde se percibe más la brecha entre las bases y el CEN. Según el militante Eddil Camino, los candidatos al Congreso en esta circunscripción no hicieron campaña por Julio Guzmán, sino solo por ellos.
La incomodidad en las bases de esta región se remonta a septiembre de 2020, cuando sorpresivamente se afiliaron 400 militantes desconocidos. Los militantes arequipeños enviaron una carta exigiendo explicaciones, pero nunca obtuvieron respuesta. Desde la dirigencia se afirma que ellos tampoco estuvieron al tanto y que les parece un problema, pero que ya no puede ser resuelto y debe ser revisado por el personero legal.
Los militantes de Arequipa también señalan que se les impuso una agenda electoral desde Lima, pues no consultaron su postura sobre temas controversiales. “En las entrevistas que teníamos en la región, los periodistas priorizaron preguntas del video donde Julio Guzmán y Daniel Olivares hablan sobre la marihuana en vez de otras propuestas importantes”, reclama el secretario regional de Plan de Gobierno Wilder Mamani.
Dos disidentes en la dirigencia
Las críticas a la dirigencia del partido no solo han venido desde las bases, sino también del mismo CEN. Uno de los moderadores de ‘Conexión Morada’ fue Carlo Magno Salcedo, ex secretario nacional de Doctrina y actual asesor del presidente Francisco Sagasti.
“La discusión acá no es si vamos a renunciar, porque el partido ya no existe. Lo que estamos hablando es si apoyaremos en la reinscripción o no”, vociferó Carlo Magno Salcedo en un momento de la reunión. Para este informe, señaló que aún evaluaban la posibilidad de conformar un nuevo partido.
En la reunión, también cuestionaron el papel de Salcedo. “La cúpula ha decidido todo, incluido Carlo Magno”, criticó uno de los asistentes. Algunos le recriminaron que hasta hace poco, él había estado en el bando opuesto y había sido designado a dedo. Salcedo pidió disculpas. Posteriormente, en esta entrevista para Somos Periodismo, aclaró que su opinión cambió cuando instó a Julio Guzmán a que renuncien juntos a sus cargos tras la derrota electoral. Según el asesor presidencial, Guzmán hizo caso omiso de su petición.
Otra integrante del CEN que ha sido enfática en su oposición contra Julio Guzmán es la secretaria de Asuntos Legales y actual congresista Carolina Lizárraga. En noviembre de 2020, compitió contra la lista de Guzmán en las elecciones internas y denunció tratos preferenciales a favor del líder. Lizárraga no se ha manifestado sobre el partido estas semanas. Según varias fuentes, quiere mantener el compromiso con la bancada hasta que acabe su gestión y, luego de eso, evaluar su permanencia en el partido.
Ante esta oposición, Rodolfo Pérez cuestiona que se refieran despectivamente al CEN como la ‘cúpula’, cuando algunos de sus críticos pertenecen o pertenecieron a este. Afirma que tanto Salcedo como Lizárraga siempre han votado igual en las actas del CEN y que Marco Zevallos, otro opositor, tan solo tiene una abstención en estas. “Me cuesta mucho entender cómo ahora hablan de que hay una cúpula dentro del partido cuando han sido parte de decisiones que han tomado. Lo correcto es decir que tienes una posición en el CEN que es minoritaria, pero se vende mejor lo de la cúpula”.
Lizárraga no accedió a una entrevista para este informe debido a que se encuentra en Ucayali, en una audiencia pública, según su exjefe de prensa.
Nuevos militantes, nuevos congresistas
Los únicos sobrevivientes luego de la catástrofe electoral del Partido Morado son los tres congresistas electos para el siguiente periodo parlamentario. Pero estos no son militantes con historia en la organización. Flor Pablo recién se afilió a la agrupación en los últimos días permitidos para participar en las elecciones internas. Susel Paredes se unió también en esa fecha junto al movimiento Fuerza Ciudadana y Edward Málaga-Trillo postuló al Congreso como invitado.
Parte de las críticas escuchadas en ‘Conexión Republicana’, la reunión de disidentes, es que el partido priorizó a gente externa para los números altos de las listas congresales. Tal sería el caso de los tres virtuales parlamentarios. No obstante, en las entrevistas realizadas personalmente a algunos de los asistentes a dicha reunión, manifestaron cierta confianza en que Pablo, Málaga-Trillo y Paredes desempeñarán una buena labor.
El secretario general Rodolfo Pérez afirma que, pese a su reciente inclusión al partido, han buscado inculcarles los ideales republicanos a los nuevos parlamentarios. Por su parte, los actuales congresistas Olivares y Solís aseveran que se encuentran en constante diálogo con ellos para que continúen la línea de acción de la actual bancada. “Quizá la congresista que puede actuar más independiente al partido será Susel”, augura Solís.
Quisimos consultarles su opinión sobre la situación del partido y qué tanto planean involucrarse dentro de las actividades de este. Pablo nunca contestó, el jefe de prensa de Málaga-Trillo no terminó de pactar la entrevista y Paredes dijo expresamente que no iba a declarar sobre el tema.