Dos jueces de paz explican los pasos que todos debemos seguir para presentar una demanda virtual 

Fiorella Masías, juez de paz letrada en la Corte Superior de Justicia Lima Este, y Eduardo Salvador, juez de paz de letrado del Segundo Juzgado de Paz de Ate, comparten sus experiencias durante la pandemia sobre el funcionamiento de los medios de comunicación del poder judicial, junto a las ventajas y desventajas de las audiencias virtuales. 

Por: Stephanie Morgenstern 
Portada: Archvo personal


A través de videollamadas de Google Meet, en julio se reanudaron las audiencias virtuales para procesos judiciales como una nueva forma de continuar impartiendo justicia en medio de la pandemia. Esta nueva normalidad del Poder Judicial, sin embargo, ha tenido escasa cobertura en los medios de comunicación, advierten los jueces de paz letrados del distrito de Ate, Fiorella Masías y Eduardo Salvador, ambos encargados de procesos civiles y familiares. En consecuencia, la población no tiene la información suficiente sobre cómo presentar una demanda en estos tiempos de emergencia sanitaria. La doctora Masías explica así el procedimiento a seguir: “Para las denuncias de violencia contra la mujer o en un grupo familiar no necesitas ir a la mesa de partes del juzgado, puedes llamar o hacerlo a través de la web. Para los procesos de alimentos tampoco necesitas ir al juzgado, puedes llenar unos formularios en la mesa de partes virtual sin necesidad de un abogado”, precisa. Se necesita tener una cuenta en Gmail para poder llevar a cabo las audiencias. 

Además, añade que los abogados defensores públicos también pueden ser solicitados a través de la página del Poder Judicial: www.pj.gob.pe. Son servicios gratuitos y están disponibles para todos los casos. Dependiendo de la zona, te otorgan un teléfono celular que te permite contactarte con ellos. Fiorella Masías también incluye en sus recomendaciones acercarse a facultades de Derecho que tengan clínicas gratuitas, como por ejemplo, la Pontificia Universidad Católica del Perú, o la Universidad San Martín de Porres, en Santa Anita, y solicitar una asesoría. Lo mismo se puede pedir en el Colegio de Abogados de Lima: “Puedes preguntar qué días atienden y pedir una asesoría. Las personas no saben, por eso es importante la difusión”, señala. 

El juez Eduardo Salvador explica los distintos inconvenientes que puede causar la falta de información en la población: “Yo tengo una ventana que da a la puerta de mi oficina en el juzgado, y siempre veo personas que llegan con la intención de ingresar, pero se topan con que la puerta está cerrada. Leen los avisos pegados y recién se enteran de que las entrevistas con los jueces son virtuales”, detalla. Salvador expresa que a pesar de que todas las instituciones ya están trabajando de manera virtual, falta un mecanismo en el Poder Judicial que se especialice en el traslado de información vital a los peruanos mediante los medios de comunicación. 

La doctora Masías remarca que la actividad judicial bajo la modalidad virtual requiere mayor difusión de los medios. “Yo lo que creo es que hay que hacer más campañas para difundir los procesos y lo beneficioso que es para todos”, argumenta. Ella destaca distintas opciones para difundir información, como la radio y las redes sociales, y menciona que lo importante es difundir el mensaje y que este llegue a los sectores más vulnerables. 

Ambos jueces cuentan cuáles son las ventajas y desventajas de realizar audiencias de manera remota. El juez Salvador sostiene que el proceso de sentencia es más rápido pues las partes pueden estar en distintos lugares y aún así estar presentes. “He tenido audiencias en las que los demandados son taxistas y entran a la aplicación en su vehículo desde su celular. Hay un ahorro de tiempo y de dinero”, recalca. Asimismo, informa que evita conflictos: “En un proceso judicial a veces sucede que las partes son muy antagónicas y no se pueden ni mirar en el juzgado. Esos problemas se evitan con las audiencias virtuales”, señala. Él explica que antes de la notificación al demandado demoraba entre veinte día y un mes. Ahora, en cambio, la notificación llega de manera instantánea. A pesar de que sí admite extrañar el trabajo presencial, considera que es más cómodo seguir con el proceso virtual. “Termino la audiencia e ingreso a otra con un solo click”, destaca. 

El juez Eduardo Salvador Ramos trabajando en su oficina antes de la emergencia sanitaria. FOTO: Archivo personal.

Fiorella resalta que ahora prima la oralidad sobre lo escrito, lo cual ayuda también al medioambiente. Es decir, que antes las demandas se admitían en la mesa de partes del juzgado de forma escrita, en papel. Ahora las personas no necesitan estar físicamente presentes y se puede admitir la demanda durante las 24 horas del día. 

Cuando el demandado respondía a la demanda, una acción que los jueces llaman “contestación de la demanda”, ella explica que se fijaba una audiencia y las partes tenían que presentarse. Si no lo hacían se debía reprogramar, pero ahora no hay necesidad de movilización. “Yo creo que estas audiencias han venido para quedarse y que todo el sistema se va a modificar porque ha sido muy beneficioso”, expresa. 

Los dos magistrados afirman que el proceso de contacto entre el demandante, el demandado y el juez es mucho más ágil, ya que no hay necesidad de un acercamiento al juzgado. Sin embargo, también hay inconvenientes. Fiorella Masías detalla dos falencias importantes. Primero, no todos tienen las mismas posibilidades de conectarse a internet, o no poseen los dispositivos electrónicos necesarios, como una computadora. Luego, ya que muchos están trabajando de manera remota, el sistema integrado del Poder Judicial se ha vuelto mucho más lento. La demora surge debido a que cada magistrado debe subir un video de la sesión a la plataforma. El video suele tardar y eso retrasa el trabajo. A partir de su experiencia personal, el juez Salvador advierte que ha disminuido la espontaneidad de las respuestas de las partes, pues en ocasiones tienen ayuda con las respuestas de individuos que están detrás de cámara. “Se escuchan murmullos, y eso no permite obtener una información lo más cercana a la verdad de lo que queremos”, admite. No obstante, considera que el proceso virtual no es un impedimento para dictar sentencia. 

Eduardo Salvador explica cómo funciona la administración de justicia de manera remota. “Se han creado salas virtuales, y cada juzgado tiene una. Se convocan al demandado y al demandante a través del correo electrónico y se les brinda la invitación a la audiencia”, precisa. Salvador especifica que casi el 95% de las audiencias son ahora de manera virtual.  Fiorella, por su parte, explica que la supervisión de estas audiencias está a cargo de la OCMA, el Órgano de Control de la Magistratura, el cual, a nivel distrital, se llama ODECMA. Ambos jueces trabajan dos días de la semana de manera presencial y los demás bajo la modalidad virtual. Solo en caso de que se necesiten pruebas específicas, como una toma de sangre o la validación de una firma, se adoptan medidas para convocar a una reunión presencial. De lo contrario, todo lo demás se lleva a cabo de forma virtual. 

La jueza Fiorella Masías en una entrevista hecha por el canal Justicia TV, antes de la pandemia. FOTO: Archivo personal.

Ambos jueces reconocen que los casos que más han aumentado durante la cuarentena (90%) son los de violencia contra grupos familiares, como niños/as, adultos mayores o la violencia contra la mujer. Fiorella Masías trabaja, sobre todo, en procesos de familias. Eso quiere decir que trata demandas por el pago de pensiones por hijos menores, desalojos, embargos, etc. Asimismo, lidia con procesos laborales de AFP (administradoras del fondo de pensiones), entre otros. Fiorella hizo su maestría en Derecho Civil en la Universidad San Martín de Porres y su especialización en Derechos de Familia en la Universidad Femenina del Sagrado Corazón. Eduardo Salvador se formó en Derecho en la Universidad Nacional de San Marcos e hizo su maestría en Derecho Civil y Comercial en la misma casa de estudios.