Un grupo de quince madres jóvenes que hace frente a la violencia machista a través del reforzamiento de la autoestima y la independencia personal. Esta organización busca la autosuficiencia de cada una de las mujeres a las que brinda apoyo para que se inserten en el mercado laboral, ofreciendo servicios de limpieza y catering. Sin embargo, la pandemia las obligó a reinventarse y ahora venden postres nórdicos por delivery.
Por: Ana Sofía Condemarín
Portada: Archivo personal
Empoderando a Keity es un emprendimiento social iniciado hace seis años por Laura Orihuela de Wesseltoft, médica especialista en obstetricia, con el propósito de independizar a madres solteras, entre los 17 y 35 años, que han sufrido violencia psicológica, física y sexual en el hogar. Son mujeres de San Juan de Miraflores, Villa El Salvador, La Victoria, San Juan de Lurigancho y Villa María del Triunfo que siguen un mismo rumbo: alcanzar autosuficiencia para desenvolverse en el espacio laboral. Se dedicaban al catering y servicio de limpieza en departamentos y oficinas. No obstante, estas actividades quedaron paralizadas por la pandemia y, para sostenerse económicamente, decidieron reinventarse con un negocio de pastelería.
“En el 2014, empecé a trabajar en un consultorio médico independiente ubicado en San Juan de Miraflores. Hacía controles de embarazo y guías en el proceso de maternidad. Sin embargo, noté que había un problema que unía a mis pacientes: las seis mujeres que asistían a consulta eran víctimas de agresiones físicas y sexuales en casa”, relata Laura. Indica que, en las visitas médicas, notó que las mujeres agredidas no tenían la confianza para hablar sobre lo que les ocurría en el hogar y, por ende, no podían pedir ayuda. De acuerdo con la doctora, esto sucede por dos razones: tienen temor a que la pareja se entere o normalizan la violencia que viven.
Laura explica que para poder abordar con detenimiento los problemas y necesidades de cada una, las dividió en tres grupos: madres víctima de violación sexual por parte del cónyuge, por familiares consanguíneos y mujeres agredidas físicamente. “Las charlas y el proceso de ayuda duraron tres años, nos enfocamos en su educación sexual, desde la planificación familiar, la prevención de enfermedades de transmisión sexual y el consentimiento”, refiere la médica.
No obstante, asegura que en el proceso de asistencia siempre se han presentado altibajos. “No es fácil que las madres se sientan seguras. Cuando deciden alejarse del agresor, yo las acompaño en el proceso legal para protegerlas y garantizar que nadie las vuelva a violar o maltratar. A veces creían que era mejor pedir perdón y regresar con su atacante para que sus hijos tengan qué comer”. Señala que, en momentos de inseguridad y vulnerabilidad, se encarga de reforzar el autoestima de cada una y las ayuda a interiorizar que bajo ninguna circunstancia deben permitir ser violentadas.
De acuerdo con Laura, el empoderamiento femenino es conocerse a sí misma, quererse y valorarse como mujer y madre. “Una mujer segura de sí misma puede alcanzar libertad, respeto, igualdad y superación personal. Para fortalecer su empoderamiento es necesario que sean autosuficientes. Por eso, en el 2017 el siguiente paso fue que ellas se inserten en el campo laboral de manera activa, sin tener la necesidad de depender de un hombre”.
Es así como la doctora decidió formar el emprendimiento social Empoderando a Keity. “La idea del nombre se basa en el poder femenino, ese es nuestro motivo principal. El nombre Keity representa a todas las mujeres del grupo, sin que se trate de una en específico”, explica. Es allí cuando las madres comenzaron a dedicarse al catering y a labores de limpieza en casas u oficinas. Ese año las integrantes del grupo llegaron a quince, gracias a la red de contactos entre personas de otros distritos que atravesaban por el mismo problema.
“Antes de la pandemia teníamos la meta de contratar en planilla a dos mamás para que tuvieran todos los beneficios laborales, lamentablemente no pudimos conseguir este objetivo. Todas nuestras actividades e ingresos se paralizaron y las madres se enfrentaron a problemas de violencia y salud: dos de ellas fueron agredidas por sus parejas, otras tres se contagiaron de COVID-19 y una tiene cáncer de útero. Todas han sido apoyadas con los pocos ahorros de Empoderando a Keity, también han recibido consultas médicas y medicinas. Llegó un momento en el que el dinero se agotó. Entonces, buscamos una alternativa: pastelería desde casa”, precisa Laura.
En junio la doctora decidió dedicarse a la venta de postres nórdicos para continuar con la ayuda social a este grupo de mujeres. “El dinero que recaudamos con la pastelería es para las madres y, si alguna presenta una emergencia de salud o violencia, recibe el apoyo económico de la organización”. Asimismo, destaca que también se busca invertir en el financiamiento de los pequeños proyectos que las integrantes busquen empezar. “Una de las mujeres se encuentra lejos de su agresor y hemos comprado insumos para que pueda vender desayunos por su cuenta sin necesitar de su expareja”.
De acuerdo con Laura, es fundamental que los profesionales de la salud se involucren más en los problemas que enfrentan las mujeres: violencia y acoso sexual; agresión física, evidenciada en quemaduras, golpes, lesiones y heridas; y maltrato psicológico, como humillación, manipulación, amenazas y restricciones. “Los médicos aprendemos en nuestra carrera la complejidad fisiológica y mental del ser humano. Los ginecólogos, gineco obstetras y pediatras están capacitados para ver casos de maltrato de mujeres y niños. Son temas que fácilmente podemos detectar en el consultorio. Al estar en contacto con las personas, es perceptible conocer qué problemas puede haber en el hogar”, señala la doctora.
Por experiencia propia con el grupo de madres, la doctora Laura asegura que cuando se han acercado a un centro de salud o a una comisaría para denunciar un maltrato, no han recibido el apoyo necesario. “Cuando uno pide ayuda solo les dan charlas sobre violencia familiar, nada más. Las mujeres deciden no continuar con el proceso de denuncia por miedo, ya que no encuentran soluciones ni apoyo. Es por eso que los profesionales de salud debemos acompañarlas y orientarlas, demostrarles que no están solas. Es nuestra responsabilidad que, como parte de la atención médica, debamos asegurar su bienestar. Sin duda, para empoderar a las mujeres, debemos involucrarnos, no podemos tener una postura indiferente”.
La experiencia de una mamá empoderada
Celeste, nombre que vamos a utilizar para proteger la identidad de la persona, es una mujer que reside en San Juan de Miraflores. Pertenece a Empoderando a Keity y en su pasado sufrió de violencia psicológica por parte de su expareja. Ella afirma que pertenecer al grupo la ayudó significativamente en su vida personal. “Me enseñó a valorarme como mujer, quererme y decidir por mí misma. Saber que yo no dependo de nadie para ser feliz, porque primero me tengo a mí”.
Ella asegura que la organización la ayudó a desarrollar sus talentos: “Yo no sabía que tenía habilidades para las manualidades y el catering. Por muchos años no había trabajado, pero esta organización fue una oportunidad para entender que yo también podía ganarme la vida con mis propias manos. Un hombre no es una pieza importante en tu vida cuando sabes que puedes salir adelante con tu propio trabajo”.
Celeste aconseja que las mujeres no deben abandonar sus estudios o el trabajo en ninguna circunstancia porque esas son las herramientas para el progreso de cada una. Asimismo, resalta que las mujeres violentadas no deben guardar silencio. “Buscar ayuda, hablar y no permitir más abusos. Todas deben saber que valen y nadie tiene derecho a ultrajarnos, humillarnos ni maltratarnos. Ninguna se debe hundir en la sumisión”.
En un futuro espera que Empoderando a Keity pueda crecer con la iniciativa de cada integrante: “En mi caso, espero poner un negocio independiente con mujeres que han sufrido de violencia en el hogar y quieran alcanzar su independencia en el campo laboral”.
¿Cómo apoyar este emprendimiento social?
Empoderando a Keity tiene una página en Facebook. Allí presentan los postres nórdicos que venden desde junio a través del servicio de reparto en domicilios. “Tenemos una movilidad que nos ayuda a hacer las entregas. Buscamos tener clientes con pedidos más constantes, por eso siempre les explico el propósito de ayuda social que tiene el negocio”, indica Laura.
Laura afirma que apoyar con la compra de los pasteles hechos por las madres de la organización no debe ser solo algo momentáneo. “Esta actividad las ayuda a desenvolverse en la vida de manera segura e independiente. La mejor manera de colaborar con ellas es valorar sus trabajos, dándoles una oportunidad en el campo laboral”.
“Debemos ver más allá de nuestro entorno cercano. La violencia que genera el machismo se va a acabar cuando reconozcamos que hombres y mujeres tenemos las mismas oportunidades en familia y sociedad. Esto implica que las mujeres tengan la posibilidad de ser autónomas y seguras. Todavía nos queda mucho camino por recorrer y día a día me concentro en apoyar a estas mujeres”, concluye Laura.