Entre el podio y las aulas

Tres estudiantes de la PUCP campeones en su respectivas disciplinas comparten su historia como deportistas destacados.

Por: Nancy Vargas Falconí


María Claudia Soto – Tenis de mesa

Desde niña, María Claudia ha practicado todos los deportes posibles a insistencia de su mamá. Un día, por curiosidad, acompañó a su mejor amiga a jugar tenis de mesa. El profesor la invitó a seguir asistiendo y fue así que participó en su primer torneo. “Recuerdo que yo no sabía ni sacar. Jugué con una chica que me ganó sin que yo pudiera hacer un punto”. Después de tres meses de práctica, le ganó a los competidores con las que hasta ese momento se había enfrentado.

A sus 22 años, los logros de los que más se enorgullece son la medalla de oro en el Campeonato Latinoamericano, en 2007, cuando tenía solo 13, y haber alcanzado el tercer puesto en el Mundial Sub-15 del 2010, con el equipo americano, conformado por jugadoras de Perú, Chile, Brasil y Estados Unidos.

“Siempre he pensado que el partido no se acaba hasta que el marcador diga once”, asegura María Claudia. A pesar de ser un deporte rápido, la tensión que se crea en el corto tiempo de juego puede adueñarse de uno. Para contrarrestar la distracción y mantener la calma, ella intenta no molestarse al perder un punto y permanecer con la cabeza fría.

La organización y la perseverancia han sido parte de su formación desde el inicio. A la par de sus responsabilidades académicas, trata de ir por lo menos dos veces a la semana a entrenar. María Claudia piensa terminar la carrera de Gestión y Alta Dirección y luego dedicarse solo al deporte. Ella quiere participar en los Panamericanos Lima 2019 y está convencida de que, con una adecuada preparación, es posible clasificar a las Olimpiadas Tokio 2020.

Winnie Yi – Taekwondo

En el 2012, Winnie compitió junto con Bruno Saux en el mundial de taekwondo en la categoría freestyle en parejas, que consiste en realizar una coreografía de técnicas, acompañado a veces de música. Obtuvieron la medalla de oro y fueron reconocidos con los Laureles Deportivos. Sin embargo, recién en agosto de este año, el nombre de ambos deportistas recién fue revelado en la fachada del Estadio Nacional.

Winnie practica taekwondo desde los cuatro años. Su mamá notó que ella tenía cierto gusto por las artes marciales y la inscribió en una academia, sin saber que más adelante destacaría en este deporte. Nueve años después, en el 2008, participó de su primer mundial.
Ella atribuye sus logros a una ardua preparación, que consiste en diez horas diarias que divide entre calentamiento y reforzamiento de la técnica. Gracias a este entrenamiento, obtuvo la medalla de oro en el Sudamericano 2016 en la categoría freestyle individual.

Ahora Winnie está enfocada en los Juegos Bolivarianos del próximo año. A pesar de haber alcanzado diferentes reconocimientos con tan solo 22 años, la estudiante de Química también tiene aspiraciones académicas por lo que ha planeado en retirarse del taekwondo.

“Lo estoy pensando, pero creo que es difícil adaptarme a una vida sin deporte”, confiesa. Winnie no asegura su presencia en los Juegos Panamericanos Lima 2019, pero espera que sus responsabilidades en la universidad le permitan competir para entonces.

Mauricio Garrido – Atletismo

Durante unas vacaciones de verano, Mauricio tuvo la oportunidad de practicar cualquier deporte luego de que su mamá decidiera inscribirlo en una academia. Escogió el atletismo porque, a los once, ya había participado en algunos campeonatos a nivel escolar. Nueve años después, Mauricio, estudiante de Ciencias Políticas, ha obtenido una medalla de oro en el Sudamericano de Atletismo Sub-20 y una de bronce en el Sudamericano Sub-23.

Las cinco horas diarias de entrenamiento le han enseñado a ser más disciplinado y a aprender a mantener la calma en instantes decisivos como la partida de la carrera de los 200 metros planos, donde cada milésima de segundo cuenta. “Es un momento tenso, la preparación te ayuda a mantener la compostura”, asegura. Mauricio también compite en 110 metros con vallas. Para él, el ritmo para saltar los obstáculos de manera coordinada, en sintonía solo se logra después de varias carreras y luego de horas de entrenamiento.

A inicios de año, Mauricio sufrió una distensión en la cadera que lo alejó de las competiciones por seis meses. Después de la lesión, tuvo que enfrentar un nuevo desafío: la altura de las vallas aumentó, debido a que ahora es parte de la selección adulta. Esto significó un mayor esfuerzo y cierta frustración. “Mientras más se acercaba el Sudamericano Sub-23 peor corría. Llegué a mi punto más bajo, de ahí en adelante solo me quedaba mejorar. En el campeonato corrí muy bien y quedé tercero”.