Nelly Villegas Palomino, fundadora de la Asociación Llaqtanchispaq, que en quechua significa “para nuestro pueblo”, cuenta cómo la emergencia sanitaria afectó económicamente el hogar de refugio que dirige. A pesar de la crisis, ella continúa acogiendo a mujeres maltratadas porque sabe, por experiencia propia, lo duro que es huir de la violencia.
Por: María Alejandra Gonzales
Portada: Facebook Hogar de la Esperanza Mamá Victoria
El youtuber peruano Francisco Landa, más conocido como Franda, lanzó su propia versión de la canción René del músico puertorriqueño Residente el 24 de mayo. La letra de este tema reflexiona sobre la crisis que atraviesa el país debido al coronavirus. Con el apoyo de María Claudia Villamonte, se trata de la primera parodia que el artista realiza sin un objetivo humorístico durante sus nueve años en Youtube.
Desde el 2015, ha lanzado canciones propias, pero también con contenido cómico. Recién en 2019 publicó Animal, una canción escrita y compuesta por él que criticaba las actitudes machistas y el acoso callejero.
“El sol en 32 grados de temperatura
Y ella caminando en buzo
Es que si no, no esta segura”
El youtuber señala que, como creador de contenido, sintió que debió sumarse a dar ese mensaje. “Pero también sabía que meterme en ese tema iba a causar tanto buenas como malas reacciones”, confiesa.
Ahora, con la parodia de René, Franda habla sobre temas de la actual coyuntura nacional, como la desobediencia a las medidas del gobierno, las desigualdades socioeconómicas del país, la falta de empatía o la labor de los médicos y militares.
“El Estado reaccionando de inmediato
Contra el ciudadano que nunca siguió el formato
Se cree muy vivo y no lo nota
Que se muere el más vulnerable y no el más idiota»
Tuvimos la oportunidad de conversar con él para que nos cuente sobre aquel último lanzamiento y sobre su rol como influencer en la sociedad.
—Desde El Pan Ta’ Duro en el 2011, es la primera vez que decides hacer una parodia sobre un tema serio. ¿Qué te motivó?
—Tengo en mente varios proyectos que buscan remecerle el cerebro a mis seguidores. Uno de estos ya lo saqué hace un año, en una canción propia contra el acoso a la mujer llamada Animal. Todavía tengo ganas de hacer un montón de canciones propias en cuanto a esta rama de música consciente (que aborda temas sociales), pero ahora no puedo realizar una porque estamos en cuarentena y no puedo ir a componer al estudio.
Entonces me dije: “Yo he hecho parodias por nueve años, he tomado las pistas de otros artistas y he reescrito sus versos. Si esta vez no puedo crear una pista instrumental, voy a hacerlo parodia”. El tema de René se prestaba mucho para hacer algo así, porque cuando la escuchas te comparte una carga emocional fuerte. Tuve una semana para poder acabar el video desde que se me ocurrió la idea. Es por la prontitud por la que tenía que publicarlo que decidí no hacerla propia sino parodia.
También lo tomé como un reto personal, porque dura casi ocho minutos. Si es que podía hacer una canción así de larga con versos que aporten y que te hagan pensar es que estoy logrando el nivel de composición que siempre estuve buscando.
—Aun así sea un tema serio, ¿lo denominas parodia?
—Es curioso, porque cuando incluí la palabra “parodia” en el título del video, mucha gente se me vino encima a decir que no era parodia, sino que era homenaje o cosas así. Uno de los significados de parodia es ser sátira hacia la obra original, pero leí un comentario en mi video que decía que esta vez, la sátira éramos nosotros: nuestro comportamiento es la parodia. Me pareció profundo y me he aferrado a esa idea desde entonces.
En el título sigue apareciendo “parodia” para poder llamar la atención de todo mi público que me sigue por eso, para que entren pensando que será una más para reírse y sorpresa: termina siendo un tema de consciencia
—En la parodia, hablas de bastantes temas, como las desigualdades, el desacato a la ley, la viveza, incluso aquel episodio del papel higiénico. Y lo haces con las mismas terminaciones de Residente. ¿Fue difícil hacer algo así?
—Fue muy complicado. Si de por sí ya es difícil componer una canción que concientice al público, componerla bajo la estructura de otro artista y con sus terminaciones es aún más. Incluso, un día antes de lanzarlo, escribí en mis redes: “Mañana publicaré algo que no sé si lo he logrado o no. Ustedes dirán”. Mentalmente, estaba bien afectado. Recién cuando lo publiqué, todos vieron a qué nivel de sentimentalismo iba. Felizmente, funcionó muy bien.
—En la canción Animal, mencionas que el poder de difusión que tienes requiere cierta responsabilidad en lo que uno hace. ¿Cuál crees que es el papel que debe tener la gente como tú, con bastante llegada, ante temas serios?
—Cada influencer tiene su rama de contenido: comedia, modas, etc. No hay ninguna regla que diga que, si en Perú sucede una injusticia, tú debes hacer una excepción y publicar un llamado a la consciencia. Si te nace, hazlo. Si no te nace, nadie te va a obligar. Ya depende más de tu ética o de cómo llevas tus redes.
Tampoco es que tu contenido tenga que ser completamente sobre eso. No estaría mal que, por ejemplo, yo publicara únicamente sobre las injusticias en el Perú. Pero mis seguidores quieren comedia. Entonces, yo aprovecho ese punto y les doy comedia todo el año, pero cuando me choca o me nazca, voy a hacer una pausa y pondré un mensaje de reflexión.
—¿Qué tan importante es que el resto del contenido, pese a que sea cómico, no sea incoherente con esas veces que se habla sobre un tema serio? Recientemente, se criticó a algunos que se sumaron a la causa de #BlackLivesMatters porque en otras ocasiones habían puesto contenido racista.
—Si tú eres una persona consciente de racismo y que estás día a día intentando educar sobre eso, no vas a crear contenido haciendo humor de ello. Si tú eres como dices ser, cuando estás pensando tu contenido, en caso se te ocurra algún chiste o gag que use el racismo como elemento de humor, te darías cuenta de que no es correcto y lo descartarías. Entonces, yo no creo que es válido sumarse a un movimiento que está de moda cuando tú hace dos o tres semanas usabas cierto comentario para referirte a ciertas personas.
—Aun así sea comedia…
—Es un terreno complicado de resolver. Pero hay gente que dice que el humor también sirve como crítica. De todas formas, hay que tener mucha responsabilidad, más aún si hay gente adolescente que te ve y que está formando su personalidad. Si ve que su ídolo utiliza humor discriminatorio, puede pensar que está bien.
—¿Para ti ha sido difícil hacer eso? Considerando que tus parodias son, mayormente, de canciones reggaetón, un género con fama de tener letras irrespetuosas a veces.
—La situación ha cambiado mucho con los años. El reggaetón se ha convertido en un pop urbano, que es lo que le da plata. Hace veinte años sí pudo haber sido como una especie bandera decir “yo cojo el reggaetón sucio y lo limpio”. Hoy en día también hago eso, pero ya no es tanto el cambio: el reggaetón se ha ido limpiando por sí solo con los años. Pero igual desde que empecé, por como fui criado, me dije “Si yo hago música no lo haré con un mensaje machista o sexual, mucho menos si me siguen tantos niños”. A mí los padres me escriben y me cuentan que en los cumpleaños de sus hijos solo ponen parodias mías porque son como la original, pero con letras limpias.
Francisco Landa también tiene una marca de ropa big size llamada Big Panda y una discoteca con su amigo llamada Hula, que ha cerrado temporalmente debido al COVID-19. Este año planeaba sacar una agencia con un grupo de amigos, un disco propio y una orquesta de salsa. “Uno no es eterno en las redes. Yo ya no soy el Franda de hace algunos años, ya pasó mi pico. Por eso, hay que invertir lo que ganas ahí para otros proyectos”, señala.