La Razón de Mariátegui: el diario de un socialista

‘La Razón: crónica del primer diario de izquierda’. Este es el título del libro que Juan Gargurevich, periodista, docente y decano de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la PUCP, acaba de publicar.  Escrita en clave de crónica periodística, se trata de la tercera edición de una historia llena de pasión. La Razón fue un periódico que, como ningún otro, se identificó con las luchas obreras y estudiantiles de principios del siglo XX.

Por: Sebastián Velásquez
Portada: Flickr


La tarde del miércoles 14 de mayo de 1919 apareció en las calles de Lima el primer diario de izquierda. Se llamaba La Razón y era un periódico opositor y de combate político. En sus páginas escribían anarquistas, anarcosindicalistas, socialistas utópicos y románticos contestatarios que habían llegado para remover conciencias dormidas. José Carlos Mariátegui y Cesar Falcón eran los directores del diario y tenían en su equipo a Humberto del Águila, Fernández Soler, Vargas Marzal y Estenio Meza. Los seis habían trabajado antes en El Tiempo. A ellos se sumarían luego un obrero y un estudiante.

El nombre fue propuesto por Mariátegui, quien por su capacidad para tomar decisiones sin titubear y por la energía que irradiaba en su entorno, se había convertido en el líder natural del diario. El periódico contaba con dos oficinas ubicadas en la calle de la Pileta de la Merced, los altos, 150, en el centro de Lima. Una oficina estaba destinada a la administración y la otra a la redacción de noticias. Las páginas de La Razón se imprimían en la  imprenta del Arzobispado de Lima.

Era un periódico de la tarde; se distribuía a partir de las 5 p.m. Y ciertamente marcaba un notable contraste con la prensa matutina porque fue también el único medio de oposición, primero a los civilistas de José Pardo y luego a Augusto B. Leguía. Como era un vespertino, podía comentar las coberturas y posturas políticas de los diarios de la mañana. No había antecedentes en la historia republicana de un diario que defendiera con vehemencia las luchas de la emergente clase obrera, fustigara al orden establecido y abrazará los ideales del socialismo. Ese fue La Razón.

La primera edición tenía ocho páginas, pero las siguientes solo cuatro. Fue una publicación austera, aunque siempre bien informada. La Razón mantuvo un contacto estrecho con los nuevos sindicatos y sus dirigentes. Ayudó a organizar mítines y huelgas de gran envergadura. También apoyó a quienes promovían la reforma universitaria y se enfrentó a Pardo, criticando sus políticas económicas, que generaban alzas de precios. Tras la llegada al poder de Leguía, La Razón no tardó un día en situarse en la orilla contraria a la del nuevo gobierno.

El diario fue lanzado durante la campaña electoral de 1919, cuando Augusto B. Leguía y Antero Aspíllaga eran los más voceados para suceder a Pardo en la Casa de Pizarro.  El ambiente que se  vivía en Lima estaba agitado e intenso. Todos los políticos iban armados y si no contaban con guardaespaldas era muy difícil que llegaran hasta los centros de votación.  Era frecuente escuchar versiones de ‘fraude’ y ‘compra de votos’. Todo ese clima de efervescencia política lo registró La Razón, así como también los sucesos de violencia y agitación social que rodearon los comicios.  Estos se desarrollaron el 18 y 19 de mayo. El primer día de las elecciones la casa del candidato Isaías de Piérola fue atacada a balazos por los partidarios de Leguía.

Cuatro meses antes, el 15 de enero de 1919, después de una ola de huelgas y manifestaciones, el gobierno de Pardo había aprobado la ley de la jornada de ocho horas de trabajo. En los días previos a las elecciones, el movimiento obrero también había protestado en las calles por el alza de precios y la carestía de los alimentos. Para eso formaron el Comité Pro Abaratamiento de las Subsistencias. La Razón apoyó la lucha de este colectivo; le dedicó editoriales, columnas de opinión y publicó los comunicados y reclamos que ellos enviaban a la redacción. También cubrió los mítines y las huelgas que organizó dicho comité ante la negativa gubernamental a atender las demandas del pueblo.

El 25 de mayo, por ejemplo, el diario cubrió un evento llamado Mitin Femenino del Hambre. Las mujeres se habían reunido para protestar por el desabastecimiento de alimentos y el alza constante de los precios. Cuando marchaban a la Plaza de Armas, la policía las detuvo con violencia. Grupos de obreros organizados intervinieron en su defensa. Al día siguiente La Razón protestaba por la conducta abusiva del comisario que las golpeó sin reparos. También informó sobre el paro general del 28 de mayo, luego del arresto de sindicalistas y obreros en Lima y Callao. Hubo disturbios en las calles, asaltos y saqueos en los mercados. En sus páginas La Razón defendió la protesta de los obreros y negó que se trate de una rebelión social (como aseguraban los civilistas). Era, según el diario, la legítima expresión de malestar de los ciudadanos frente al deterioro de las condiciones de vida.

Las demandas a favor de una reforma universitaria se escucharían por primera vez en Lima en junio de 1919, un mes después de la aparición de este diario. Sus páginas sirvieron como un espacio ideal para el debate y la información de los estudiantes que exigían una modernización de las universidades. Ellos pedían jubilar a los catedráticos que “simbolizaban la fosilización de la ciencia”. La Razón se puso del lado de ellos.

Uno de los temas que La Razón cubrió con énfasis fue la incertidumbre sobre el resultado del proceso electoral. No se sabía quién había ganado. Estaba entre Aspíllaga y Leguía.  Este último se sentía ganador y alegaba que su victoria no sería reconocida por el gobierno civilista. Con el apoyo de la gendarmería, Leguía derrocó al presidente Pardo y anunció nuevas elecciones. La Razón criticó sus formas autoritarias de gobernar y las primeras decisiones que tomó.

Fue la tenaz oposición a Augusto B. Leguía  el factor que precipitó el fin de La Razón. El Arzobispado quería cultivar una relación de proximidad con el gobierno de Leguía. Y, como gesto de acercamiento cortesano, decidió cancelar el acuerdo que tenía con Mariátegui para que este imprima su periódico en la imprenta de la iglesia. La última edición del primer diario de izquierda en el Perú se publicó el viernes 8 de agosto de 1919.

La breve pero intensa historia de este periódico en las calles de Lima y en la mente de sus obreros y estudiantes está contada en el libro ‘La Razón: crónica del primer diario de izquierda’, del periodista y docente universitario Juan Gargurevich Regal (La voz/Ediciones, 2017).  Se trata de la tercera edición de un texto que fue publicado por primera vez en 1978 con el título ‘La Razón del joven Mariátegui’. El texto reconstruye los ocho meses que Mariátegui dedicó a este proyecto periodístico. Desde enero de 1919, cuando todavía estaba escribiendo en El Tiempo, pero proyectaba cómo sería el diario de sus sueños, hasta su posterior renuncia, los preparativos para el lanzamiento en mayo y la fugaz cobertura, de apenas tres meses, que terminó en agosto.

Libro ‘La Razón: crónica del primer diario de izquierda’. FOTO: Puntoedu.

Gargurevich, actual decano de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la PUCP, explica que “el periodismo fue el puente que utilizó Mariátegui para acercarse a la realidad peruana tan poco conocida y estudiada por él en los años de su juventud”. El libro, añade Gargurevich, es una exhortación a los jóvenes periodistas a conocer la vida y las huellas de aquel muchacho que a los 25 años llegó a ser director de un diario.

El libro también ofrece una colección de artículos escritos por Mariátegui en aquel tiempo. Pertenecieron a  la columna ‘Voces’ que él publicó en el diario La Razón. Son los escritos que se han podido identificar y rescatar. Los que la familia Mariátegui guardó y conservó con tanto esmero.

Juan Gargurevich, periodista y decano de la facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la PUCP’. FOTO: Jimena Rodríguez.

Mariátegui en La Prensa y El Tiempo

Quince años tenía José Carlos Mariátegui cuando ingresó a trabajar a un periódico. Fue en el diario La Prensa donde dio sus primeros pasos. Empezó como portapliegos y luego fue ayudante de linotipista. Estamos en 1909 y por este tiempo nacen también sus simpatías por los ideales revolucionarios que entonces se propagaban por el mundo. Más tarde, en 1914, Mariátegui dejó el trabajo manual y se convirtió en articulista del diario. Dos años después su talento lo llevó a la redacción de El Tiempo. Sus textos ya perfilaban entonces el ímpetu y energía de los proyectos editoriales y políticos que emprendería muy pronto. Fue en esta época cuando paulatinamente se despojó de los prejuicios intelectuales y aristocráticos que en algún momento lo envolvieron. Cada vez era más notorio su acercamiento a la realidad de los obreros y los marginados. Su compromiso lo llevaría a posicionarse como la figura más importante de la historia de la izquierda peruana. Fue periodista de ideas, dirigente político y un intelectual orgánico.

Su paso por la redacción de El Tiempo le permitió acercarse a hechos que cambiaron la historia del mundo, como la revolución bolchevique en 1917, y abrazar utopías que lo llenarían de entusiasmo, como la idea de que el proletariado podía llegar al poder. Mariategui promovió la formación de círculos de estudios interesados en el pensamiento marxista. Palabras como ‘bolchevique’, ‘clase obrera’ y ‘transformación de la sociedad’ comenzaron a formar parte de su vocabulario cotidiano. Comprendía a los obreros y las vicisitudes que pasaban. Su afán por defenderlos desde una tribuna lo llevaría justamente a editar y publicar un diario que velara por los derechos de los más pobres. Mariátegui y su amigo César Falcón habían renunciado a El Tiempo porque sus editores no les garantizaban autonomía. Decidieron fundar un periódico que les permita expresar, sin cortapisas, sus planteamientos e ideales. Lo hicieron a través del primero diario de  izquierda del Perú: La Razón.

Presentación del libro

Esta tercera edición del libro de Juan Gargurevich fue presentada la noche del martes 28 de febrero en el Centro Cultural de la PUCP, en San Isidro.  Una segunda presentación está prevista para el próximo 14 de marzo en la Casa Mariátegui (Jr. Washington 1946, en Lima).