Ceramista limeña, dueña y creadora de Coraceramics, una marca de vajilla y decorativos artesanales, Coralí Lecca (40) ha conseguido formar una comunidad de más de 22 mil fieles seguidores en Instagram, muchos de los cuales han comprado sus originales piezas. En esta nota, ella cuenta el camino que recorrió desde ser una aprendiz hasta convertirse en maestra de cerámica.
Por: Flavia Corpus
Portada: @augustoescribens
La pandemia del coronavirus separó a Coralí de su taller de cerámica durante meses. La elaboración de sus piezas se detuvo debido a las restricciones sanitarias, que le impidieron regresar a trabajar con su equipo de cinco personas. Finalizada la prórroga del estado de emergencia en mayo de 2020, lo primero que hizo Coralí fue volver a su centro de trabajo para revisar la condición de sus tazas, jarras, boles y platos. Decidida a correr riesgos, puso a la venta todos sus productos en su perfil de Instagram, Coraceramics. En menos de una semana se agotó el stock, lo que significó una gran sorpresa para ella. La respuesta positiva del público, a pesar de la crisis económica, la impulsó a conseguir que su pequeña empresa reanudara sus actividades. La rentabilidad era la meta.
Coralí Lecca Céspedes, conocida en Instagram como @coraceramics, ha estado rodeada toda su vida por la cerámica. Su madre, Sonia Céspedes Rossel, es ceramista desde hace más de 40 años. Su infancia se dividió entre su hogar y el taller de cerámica de su mamá, quien siempre la recibió con alegría en su centro de trabajo. Si bien admiraba la pasión de Sonia, no la consideró como suya hasta muchos años después.
A los 17 años, recién graduada de la escuela secundaria, Coralí decidió perseguir su interés por la música y lo audiovisual al ingresar a la carrera de Ingeniería de Sonido en el Instituto Superior Orson Welles, en San Isidro. Finalizada su carrera, las oportunidades laborales la llevaron por un rumbo no tan cercano a su formación como sonidista. Gracias a la instrucción de sus jefes, a quienes considera sus mentores, la práctica constante y su naturaleza autodidacta, comenzó a trabajar como asistenta de video. Dedicó 13 años de su vida a ser editora de videos máster, cargo que consistía en transformar material audiovisual en productos listos para ser emitidos.
Cansada del empleo de oficina, despertó en Coralí el deseo de trabajar con sus manos. La ceramista cuenta que pensó en dedicarse a crear manualidades con papel, hornear pan y hasta tener una cafetería. Con la ilusión de cumplir su sueño más reciente, se mudó un año a Nueva York para estudiar panadería. Sin embargo, terminó matriculándose en talleres de animación gráfica.
De regreso a Lima, en el año 2014, su madre le ofreció la oportunidad de trabajar en su taller. Estas primeras experiencias la acercaron a una vocación que no había contemplado hasta entonces. Se convirtió en estudiante aficionada en el curso para principiantes de la Escuela Sonia Céspedes, donde su mamá es maestra. Emocionada por su avance, pronto decidió pasar a formarse como ceramista en el curso de nivel profesional que se dictaba en la academia.
Con la intención de compartir con sus amigos y familia sus creaciones, Coralí creó una cuenta en Instagram: “Coraceramics, aventuras de una aprendiz de cerámica”. Una excompañera del colegio vio potencial en las publicaciones de su trabajo, así que le propuso vender sus macetas de cerámica en su negocio de plantas en Barranco. Tras crear un logo inspirado en sus iniciales, Coralí asumió el reto de crear su propia marca. La exposición en la tienda hizo que poco a poco su página fuera creciendo. Gracias a la acogida de su página y la cantidad de pedidos, pudo independizarse del taller de su madre.
De estudiante pasó a maestra y empezó a brindar talleres de cerámica para niños en colaboración con una amiga educadora. Más tarde, descubrió que enseñar a adultos le resultaba más gratificante. Tener alumnos mayores le permite compartir las actitudes que la cerámica puede ayudar a desarrollar, como la paciencia, la conexión con el presente, la concentración y el disfrute del proceso de aprendizaje más que del resultado. Coralí considera que la cerámica puede ser terapéutica, transformando el carácter de las personas mientras utilizan su creatividad para moldear con sus manos piezas artísticas.
Mientras más crecía Coraceramics, se fueron presentando nuevas oportunidades de colaboración con empresas reconocidas en distintos rubros. Una de las más resaltantes es Jeep Perú, la marca de vehículos estadounidenses con sede en el país. En 2018, fue lanzada la campaña publicitaria para la celebración del Día del Padre llamada “Taza Off Road”. Los participantes del concurso podrían obtener una taza diseñada exclusivamente por Coralí, inspirada en la identidad aventurera de la marca, representada en el polvo y tierra que se acumula al conducir.
Para Lecca, su marca se concentra en invitar al público a conocer la experiencia artesanal. A través de historias de Instagram y publicaciones, busca enseñar las diferentes etapas del proceso de una pieza: diseño del modelo, moldeado y puñado de la arcilla, la quema y la pintura o esmaltado. Su enfoque de venta es mostrarle a los posibles clientes el valor de su trabajo. “Mi objetivo, más allá de que me compren, es que sepan lo que sucede para que esta pieza exista”, expresa. Al descubrir la historia y esfuerzo detrás de sus creaciones, justifica su precio monetario, que varía según el producto desde los 35 soles hasta los 70 soles.
La fascinación que los diseños de la vajilla trae a la clientela es lo que Coralí considera especial de la cerámica: “No es lo mismo tomarte un té en una taza que tú has elegido o que te produzca algún sentimiento, a una taza cualquiera en la que no te sientas reflejado”, explica.
Coralí atribuye el éxito de la marca durante la crisis sanitaria a la cuarentena que obligó a las familias a permanecer en casa. El encierro ocasionó que la gente quisiera hacer de su espacio lo más cómodo y placentero posible: “Cocinaba mucho en mi casa porque no había delivery. Descubrí que es completamente distinto comer en mis piezas que en la vajilla que compraba en otras tiendas. Me di cuenta que, como yo, había personas que sentían lo mismo. Todo el mundo quería un cambio”, recuerda. Al deshacerse de sus tazas y platos anteriores, comenzó a elaborar piezas para uso personal. Seguidores de su cuenta que habían visto las publicaciones de los cerámicos, le escribieron contando su deseo de comprar objetos que los conectaran con su hogar. Lecca comprendió que podía satisfacer esa necesidad.
La relación con los clientes es esencial para entender la acogida de Coraceramics en redes sociales. Mantiene con los seguidores una interacción directa mediante transmisiones en vivo y comentarios, que le ha permitido crear una comunidad unida. Coralí da la bienvenida a las opiniones y sugerencias de los usuarios, y estos depositan su confianza en ella: “Ya sé que el color favorito de Alejandro es el naranja, sé que cuando saqué una nueva taza en color rosado Raisha va quererla. Engrío a mis clientes más cercanos y fieles”, admite. El trato personalizado le facilita consentir a sus más leales compradores. Por el cumpleaños de una persona de la comunidad, la ceramista envió a su domicilio una taza como obsequio.
De su dinámica con la comunidad nace la historia de la taza y jarra Pollock. Inspirado en el trabajo del pintor estadounidense Jackson Pollock, cuyo estilo expresionista abstracto se caracterizó por chorrear pintura. El modelo Pollock inició como una maceta que demostraba la admiración de la ceramista por el autor. La aceptación y demanda del diseño fue tal que sus seguidores pidieron implementar el modelo al catálogo en forma de tazas y jarras. Lecca decidió juntar la forma clásica redondeada de una taza con el inusual salpicado de color. Un contraste que, según ella, refleja la libertad de la que goza el ceramista para expresar su arte.
En marzo de este año, la página de cursos online, Domestika, la contactó para que pueda realizar un taller a través de dicha plataforma. Sus amigos y su comunidad la felicitaron por este logro. La invitación de Domestika llegó a través de un mensaje de Instagram. “Me dijeron que habían visto mi perfil, que les había gustado mi personalidad y mi trabajo. Me preguntaron si me interesaría dictar un curso y yo dije pues claro que sí”, confiesa. En mayo, le solicitaron hacer una demostración en vivo, debía hacer una taza para los espectadores de su plataforma. Finalmente, el 17 de junio de 2021, se anunció el prelanzamiento del curso de Coralí en Domestika llamado ‘Técnicas de marmoleado en cerámica’, enfocado en convertir a inexpertos en aprendices ceramistas certificados. El taller entró en vigencia dentro del catálogo de Domestika desde el pasado 23 de junio. Para los admiradores de su trabajo, Coralí muestra en las historias de Instagram de @coraceramics, la preparación de nuevas colecciones de jarras, vasos, tazas y platos que, promete, sorprenderán a muchos.