Lizbeth Alvarado: “Nunca pensé lanzar una editorial en medio de una pandemia”

Nadar contra corriente para conseguir un objetivo no es tarea sencilla, más aún si aquella corriente es una pandemia que ha paralizado a la mayor parte del mundo. Pero bien dicen que donde unos ven dificultades, otros ven oportunidades y Lizbeth Alvarado es una de esas personas. Es lingüista, comunicadora y tiene ocho años de experiencia en el sector editorial. Su conocimiento la llevó a crear su propia editorial especializada en temas de género y la llamó Gafas Moradas. Su meta es clara: darle voz a autoras feministas que sirvan como referentes para empoderar a la mujer. Así fue como se presentó en el espacio virtual de la Feria Internacional del Libro de Lima con sus tres primeros títulos. Su testimonio nos da a conocer lo que significa para ella embarcarse en esta aventura de la mano de sus dos grandes pasiones: el feminismo y la lectura.

Por: Alexandra Garrido


Desde muy joven sintió una gran atracción por los libros y el mundo de las letras. Su interés hacia la lectura la llevó por el camino del feminismo, sin el cual, sostiene, no se hubiera atrevido a emprender. Se formó como lingüista en la Universidad Federico Villarreal, hizo una maestría en Comunicaciones en la PUCP y se dedicó al ámbito editorial. Disfrutaba su trabajo; sin embargo, deseaba iniciar un proyecto propio. Fue en los pasillos de la FIL en Guadalajara donde una librería feminista llamó su atención. Llevaba un año armando su propia biblioteca especializada en temas de género, pues esta es una rama que le apasiona. De pronto cruzó por su mente la posibilidad de lanzar una editorial enfocada en publicar a autoras que abordan temas relacionados con el feminismo, el empoderamiento de la mujer y la comunidad LGBTIQ.

Su espíritu independiente le permitió dar un paso tan importante como fundar Gafas Moradas, su emprendimiento editorial. Esa autonomía personal también forjó en ella su identificación con el feminismo. Lizbeth recuerda que creció en un entorno conservador en el cual, por ser mujer, asistir sola a una reunión no era posible. “Debía estar acompañada por un hombre que respondiera por mí”, refiere. Pero fue lejos del círculo familiar donde descubrió con profundidad la falta de equidad entre hombres y mujeres. “Estaba en una reunión de trabajo exponiendo un proyecto. Uno de mis colegas hizo una objeción a mi planteamiento y me llamó niña. En ese momento tenía 28 años. Ya era una mujer adulta y profesional, para mí fue chocante. Estaba hablando con profesionales y esperaba el mismo respeto”, relata. 

Feminismo: un punto de partida

Idear y encaminar un emprendimiento desde cero no es tarea fácil. Lizbeth afirma que reconocer el poder de las mujeres fue el impulso que necesitaba para desprenderse del miedo y tomar los riesgos necesarios para la construcción de su proyecto. “Me hubiese gustado autodefinirme feminista hace mucho tiempo. Decidí lanzarme con Gafas Moradas debido a que muchas mujeres son feministas, pero no se definen como tal. Piensan que una feminista es la que está en las marchas o son activistas. Creo que leyendo también se lucha. Mi forma de activismo es leer y publicar”, afirma la fundadora de la editorial. 

Lizbeth utiliza esta frase para hacer referencia al aporte que brinda la lectura al activismo feminista. FOTO: Facebook Gafas Moradas.

¿Cómo te involucras con la literatura feminista?

—Hace tres años comencé a leer más sobre feminismo. Desarrollé un interés genuino. Ya antes había leído a autoras feministas como Simone de Beauvoir y Virginia Woolf, pero no con el mismo interés. Comencé a crear mi propia biblioteca. Incluso quise estudiar una maestría o diplomado en género. Ahora puedo decir que lo que más me gusta son los temas de género y la lectura, así que quise unirlos.

¿Algún título en específico que te haya marcado?

—Un libro significativo para mi es Teoría de King Kong, de Virginie Despentes. Lo leí en un momento en el que el movimiento Ni una menos estaba en auge e hizo que me cuestione temas como el acoso y la violación sexual. En mi opinión es un texto que todas las mujeres deberíamos leer, pues te acompaña, ríes y lloras a medida que avanzas con la lectura.  

¿En qué momento nace el sueño de crear una editorial de corte feminista?

—Hace cuatro o cinco años no hubiera pensado en el proyecto de una editorial. Menos aún en contactar autoras para que publiquen, pero el feminismo me dio la fortaleza para hacerlo. La experiencia trabajando para el Fondo Editorial PUCP fue para mí una llave que me abrió las puertas del conocimiento del mundo editorial.  Tuve la oportunidad de ir a la FIL de Guadalajara durante cinco años en representación de la universidad, así como a Colombia y a Sao Paulo. Sin embargo, algo me faltaba. Comencé a idear proyectos personales, aunque al principio no encontraba uno. Todo surge en el 2018 cuando volví a Guadalajara y pasé frente a una librería feminista. De pronto cruzó por mi cabeza la idea de formar una editorial. Dejé de ver los libros y mi interés por estos temas como solo un pasatiempo para ponerme en marcha el proyecto de un emprendimiento. Me dije ¿Por qué no? Si tengo el bagaje suficiente para hacerlo.

Seducida por las letras

La conexión de Lizbeth con la literatura es una de las bases que le dieron el soporte necesario para construir una carrera en el espacio editorial. Los libros fueron siempre importantes en su casa. Sus padres son maestros y le inculcaron el gusto por la lectura desde muy pequeña, no imaginaban el impacto que estos tendrían en su vida.

Alvarado en la librería El Virrey del Centro de Lima, una de sus favoritas y parte del recorrido constante que realiza por diversas librerías en la capital. FOTO: Archivo personal.

¿Qué títulos te iniciaron en el mundo de los libros?

—Me inicié en la lectura a los siete años. Aunque en casa no había mucho dinero para comprar libros, siempre alguno caía en mis manos. Los títulos de mi infancia son “Alicia en el país de las maravillas” y “La palabra del mudo”. Me encantan, incluso ahora llevo puesto mi anillo del gato de Cheshire. Mientras iba creciendo me topaba con más lecturas.  Recuerdo claramente que a los dieciséis años siempre llevaba conmigo el libro de Gabriel García Márquez ”La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile”, lloré mucho leyéndolo. Mis papás me decían que lo deje, pero no podía. Cada vez que visitábamos un lugar al que no quería ir, cargaba con mis libros. Simplemente no podía dejar de leerlos. Recuerdo con mucho cariño esos días. 

¿Fue esta conexión con los libros la que te llevó al mundo editorial?

—Pienso que para ser una buena editora hay que ser también una buena lectora. Este acercamiento es importante, aunque nunca pensé en trabajar con libros, pues era un hobbie para mí. Yo estudié Lingüística en la Villarreal, pero las decisiones de vida uno las tomas de acuerdo a sus fortalezas. Cuando uno ama lo que hace se llena de satisfacción. Trabajar me hace sentir bien. A veces no puedo creer que viva de esto.

Fundar una editorial en medio de una pandemia

En un principio, la fecha tentativa para la presentación de la editorial era el 6 de abril del presente año. No obstante, la pandemia dio un giro inesperado a sus planes. “El coronavirus movió la fecha original, incluso pensé en esperar hasta el 2021”, señala.  Los libros con los que la editorial ha debutado en el mercado local son: “Histe(o)ricas…”, de Dana Hart; “Julia Wong.  Antología poética…” y “María Wiesse en Amauta: los orígenes de la crítica de cine en el Perú”, de Mónica Delgado. 

Tres primeros títulos publicados por la editorial Gafas Moradas el 27 de agosto en la FIL Lima 2020. FOTO: Facebook Biblioteca Miguelina Acosta.

¿Cómo fue el proceso de gestación de la editorial?

—Algo duro debido a que trabajo a tiempo completo, pero aprovecho al máximo los fines de semana. He disfrutado mucho el proceso. A excepción de la parte administrativa, ha sido un proceso gratificante debido a mi experiencia. Nunca pensé lanzar una editorial en medio de la pandemia. Honestamente me agarró en frío, y quise posponerlo, pero no me limité porque, tal vez, si esperaba más ya no lo hubiese concretado. A mis autoras nunca las he visto en persona, pero la virtualidad nos permitió estar en contacto. 

¿Cuál consideras que es la mayor dificultad?

—Lo más complicado es el trabajo del editor: buscar y pensar, pues nuestros contenidos tienen un enfoque específico a diferencia de otras editoriales que manejan una gran variedad de publicaciones. Tienen que ser libros que traten temas de género. Además, en el mundo editorial siempre publican más hombres que mujeres. Buscar a las mujeres para proponerles que publiquen es difícil, sobre todo porque se sienten inseguras. Hacen falta más referentes femeninos no solo en el mundo de la lectura, sino en todos los campos. Necesitamos más voz y representación. También está el objetivo de que las mujeres se vean más representadas, el cual es uno de los pilares de la editorial. 

Un país donde las mujeres no tengan  miedo

Lizbeth reconoce que antes del feminismo sentía temor de levantar la voz ante situaciones injustas que le tocaba vivir como mujer. Recuerda un episodio en particular durante sus tiempos de estudiante universitaria. “A mí me gusta mucho el fútbol. Desde muy pequeña mi papá me enseñó todo sobre el tema. En clase hice un comentario sobre un partido y una profesora me dijo que yo era de las que hablaba de fútbol para llamar la atención de los hombres. Yo sabía que no era así, pero me quedé callada y dejé que las personas en el salón pensaran eso”, refiere la editora feminista. 

El nombre de la editorial deriva de una metáfora feminista del libro El diario violeta de Carlota y consiste en que, al usar las gafas moradas, podremos ver un mundo sin desigualdades e injusticias entre las personas. FOTO: Facebook  Gafas Moradas.

¿Qué necesitamos para combatir con más eficacia las desigualdades entre hombres y mujeres?

—Alzar la voz sin temor a ser criticada. Siempre que una mujer reclame alguna injusticia y haga alusión a la paridad de género, no faltará quien refute sus ideas o se burle. El feminismo me dio las herramientas para no callar e ignorar esos comentarios. No hay que dejar de mencionar que muchos hombres también son aliados en esta lucha. También creo que la educación nos hace independientes. Mientras haya mujeres que vivan maltratadas y sometidas a condiciones que les impida educarse, el problema va a persistir. Necesitamos más oportunidades, por ello el feminismo tiene que llegar a las políticas públicas para impulsar a que más mujeres accedan a estudios. 

¿Cómo ves al feminismo en el futuro?

—Estoy convencida de que en las generaciones que vienen van a ir desapareciendo los prejuicios con los que yo crecí, y con ello, las desigualdades. Tengo un hijo de tres años y espero que cuando sea lo suficientemente grande, su generación no haga diferencias entre hombres y mujeres. 

¿Algún consejo para las mujeres que quieran desarrollar un emprendimiento similar al que tú has iniciado?

—Lo más importante es tener un objetivo claro. Hay un pasaje de “Alicia en el país de las maravillas” que me gusta mucho. El gato de Cheshire habla con Alicia. Ella quiere saber cuál es el camino correcto, el gato le pregunta a dónde se dirige y Alicia le dice que no sabe a dónde ir. Él le responde lo siguiente: da igual qué camino tomes si no sabes a donde ir. Ese es mi consejo, tener una meta clara para tomar el camino adecuado.