Periodistas migrantes: El Perú visto desde fuera

Internet y las redes sociales revolucionaron el mundo de las comunicaciones. Para la prensa esto significó que la obligación de encontrarse en el lugar de los hechos para conocer lo ocurrido y construir la noticia desaparezca. Son varios los casos de comunicadores que viven fuera del Perú y, a pesar de ello, informan sobre la coyuntura nacional sin problemas. ¿Cuáles son los alcances y dificultades de esta nueva forma de hacer periodismo?

Por: Alessandro Azurín
Portada: Paula Merino


«Internet ha sido crucial para mí”, asegura durante una videollamada el Dr. Elmer Huerta, quien hace treinta años vive en Estados Unidos. Desde su consultorio en el MedStar Washington Hospital Center, el reconocido médico oncólogo utiliza la tecnología digital —junto a su mezcladora y micrófono— para dirigir todos los sábados en la mañana el segmento radial ‘Cuidando tu salud’ de RPP. A la par, atiende todas las consultas de CNN en Español cuando es requerido.

La misión de Huerta con este trabajo es educar sobre salud a través de los medios de comunicación. Él considera que está alcanzando esa meta y que ello no sería posible sin los recursos tecnológicos. Gracias a la radio y la televisión ha logrado que la gente se familiarice con los términos médicos que, cuando decidió trasladarse a Estados Unidos en 1989, desconocían. “Todo empezó con esa observación: la gente se enferma porque no tiene conocimientos básicos de salud”, recuerda.

Al igual que el Dr. Huerta, otros comunicadores peruanos han entendido que, gracias al Internet, las redes sociales y la tecnología digital, la distancia física ha dejado de ser un impedimento no solo para informar sobre el Perú, sino también para dejar de sentirse lejos de él.

Ciberespacio: ¿oportunidades o mentiras?

En Filadelfia, a ciento noventa kilómetros al norte de Washington D.C., se encuentra Marco Avilés, periodista que ha trabajado en el diario El Comercio, la revista Etiqueta Negra y ha colaborado con medios internacionales como El País Semanal. Desde 2014, vive en esa ciudad junto a su esposa y Piji, su perro.

A través de los diarios digitales y los podcasts, Avilés se mantiene al tanto de lo que acontece en el Perú y no duda en comentar al respecto en sus redes sociales cuando siente que puede aportar algo al debate público. “Cuando voy a publicar algo primero trato de hacer esa distinción. Me pregunto si voy a decir algo nuevo o simplemente quiero compartir una emoción”, explica.

El surgimiento de formatos digitales ofrece maneras más prácticas y directas de informar a la población, en especial si no tienen tiempo para leer un artículo largo. Avilés destaca el trabajo de Juan Pablo León en El Comercio con la campaña #NoTePases y sus “documentales cortos” para presentar noticias. También resalta dos podcasts que forman parte de su rutina diaria: el que transmite The New York Times y Comité de Lectura, de Augusto Townsend. Gracias a esta clase de contenidos, los comunicadores pueden revisar con rapidez una gran cantidad de información y comentar sobre cualquier asunto en el menor tiempo posible.

Marco Avilés vive desde 2014 en Estados Unidos, pero se ha dedicado a estudiar y a escribir sobre la discriminación racial y de género en el Perú.

Por otra parte, internet ha generado un aumento de las secciones de salud en los medios peruanos. Para Huerta, esto se ha dado gracias al crecimiento de la oferta de noticias sobre el tema en internet. “Es algo positivo que he observado en los últimos 20 años. Los medios digitales obviamente han ayudado mucho a que eso se logre”, reconoce.

Sin embargo, para Avilés, la mayoría de la información que se encuentra en internet es superficial y no reflexiva. Por esto ha optado por limitar cada vez más su tiempo en redes sociales para dedicarse a los libros y artículos extensos. Para él, la búsqueda por internet puede alejar a uno de la verdad y saturar de contenido. “Es como estar comiendo todo el día, llega un momento en el que comer deja de alimentarte y empiezas a hacerte daño. Con la información pasa lo mismo”, asegura. El exdirector de la revista Etiqueta Negra se refiere al peligro de recibir información engañosa. Este es un riesgo al cual, tanto él como el Dr. Huerta, están expuestos al informarse sobre lo que pasa en el Perú a kilómetros de distancia.

Para este último, la clave para evitarlo está en realizar el ejercicio de corroboración. “Yo solo comento cuando tengo documentos oficiales frente a mí como certificados médicos, fotografías recientes de los implicados y ese tipo de cosas. Eso es algo que he aprendido de los periodistas”, afirma. Este consejo le sirvió cuando hizo un seguimiento al avance del cáncer de Hugo Chávez.

Frente al flujo de noticias en la web, Avilés invita a los periodistas a optar por espacios analíticos para interpretar la realidad de una mejor manera. Para él, la necesidad de rapidez de los medios digitales que se ha trasladado a los impresos refleja una crisis de identidad. “Cuando hablamos de medios impresos, uno está esperando que ese producto haya pasado por una elaboración que no ocurre porque los periodistas hacen 50 o 100 notas al día”, sostiene.

En un mundo donde la inmediatez gobierna, los periodistas y editores están saturados de trabajo tratando de publicar la información coyuntural antes que todos. ¿Será la distancia geográfica del Perú un factor que les permite a estos comunicadores no caer en la prisa motivada por internet y las redes sociales?

Nunca estar lejos se sintió tan cerca

El educador sueco Fredrik Olsson señala que los transmigrantes son las personas que viven conectadas a dos sociedades al mismo tiempo: la de origen y la de destino. Así las fronteras nacionales dejan de marcar los límites del espacio social de interés para este grupo. Avilés y Huerta son un ejemplo de ello, pero no son los únicos casos peruanos.

En Estados Unidos también se encuentra la periodista Claudia Cisneros, quien vive en Ohio. Ella publica todos los viernes su columna titulada ‘De Centro Radical’ en el diario La República, donde brinda su opinión acerca del acontecer político nacional. Al otro lado del Atlántico también destacan otras figuras. Desde Madrid, Marco Sifuentes, Gabriela Wiener y Raúl Tola se mantienen relacionados con nuestro país a través de los formatos digitales. Si bien los tres son columnistas en La República, a partir de allí, cada uno se ha abierto espacio en el ciber mundo para seguir informando a la comunidad.

«Exiliados». Este era el nombre del programa que condujeron Gabriela Wiener, Marco Sifuentes, Raúl Tola y Renato Cisneros, desde Madrid. Fue transmitido por las ondas de Radio Nacional en 2017.

En el caso del Dr. Huerta, él está desde las 5:30 a.m. “con la mente en el Perú” gracias a los medios digitales. Como parte de su rutina informativa, el oncólogo escucha RPP desde su teléfono e ingresa a las páginas web de Perú21 y El Comercio, al mismo tiempo que revisa medios locales de Washington. Aunque mantener esa conexión con dos sociedades a la vez pueda ser complicado, Avilés entiende que como periodista tiene la obligación de hacerlo. “Tengo que informarme sobre lo que ocurre en este país. Entonces, tengo que dividir mi atención [entre el Perú y Estados Unidos]”.

Para aliviar esa necesidad, los comunicadores transmigrantes recurren a las comunicaciones con amigos y familiares. “Tampoco hay que descartar otras fuentes de información como los chats de WhatsApp con la familia y amigos donde la gente te está pasando links y cosas para informarte”, explica Marco Avilés. Gracias a lo que le cuentan sus amigos médicos y familiares, el Dr. Huerta sorprende a su productora, Laura Amasifuén, cuando planifican las próximas ediciones de su programa. “Ahora el mundo es un pañuelo, muchas veces yo estoy más enterado sobre salud pública que ella”, asegura.

Así, la figura del transmigrante cobra fuerza. Sin embargo, siguen faltando espacios y recursos para mantener la conexión con el Perú de una mejor manera. “Eso ya no tiene que ver con la distancia, sino con lo que los medios peruanos están ofreciendo. Sí puedo informarme más o menos bien de las incidencias, pero cuando busco interpretaciones, reportajes o cosas más profundas es como buscar en el desierto”, afirma Avilés.

Sin embargo, esa debilidad de los medios peruanos que este cronista observa a la lejanía es una oportunidad para que un transmigrante como él pueda compensar usando la distancia como recurso. Esta, según Avilés, “te permite ver el país con una visión panorámica, sin un compromiso directo. Es como estar en la tribuna mirando”. Con ello, se aproxima a la realidad nacional de otra forma.

Periodistas y análisis

Para un inmigrante, adaptarse a una sociedad con nuevas organizaciones y costumbres es un gran reto. En ese periodo, es inevitable empezar a notar las diferencias entre el lugar de procedencia y el nuevo hogar. Esto parece ser más pronunciado si eres periodista, según Avilés. “Tener a Estados Unidos como punto de comparación me ha ayudado a entender muchas cosas sobre el Perú al momento de escribir. Es un recurso adicional”.

De esta manera, parece ser que la distancia abre oportunidades para que los comunicadores transmigrantes dejen de lado el periodismo coyuntural y realicen trabajos de opinión e interpretación sobre la realidad social peruana, campos que reciben poca atención y espacio en los medios tradicionales, afirma Avilés.

El Dr. Huerta parece compartir esta opinión desde el mundo de la salud. Para él, los medios digitales ayudan a que las personas no solo reciban la información, sino que la comprendan. Por esta razón le resulta muy satisfactorio realizar su segmento de cinco minutos en RPP a las 7:30 a.m. todos los días. Ahí explica términos médicos como los antirretrovirales. Así, de una manera rápida y sencilla, Huerta populariza la ciencia y educa a la gente. “En países como el nuestro los medios de comunicación ayudan muchísimo a popularizar la ciencia porque la educación no es buena; hay muchas creencias falsas como las campañas antivacunas”, aclara.

Sin embargo, vivir exclusivamente de este tipo de periodismo es complicado. Todos los comunicadores transmigrantes se dedican a otras actividades que les permitan subsistir. La mayoría de ellos escriben libros o realizan consultorías. Por ejemplo, Marco Avilés ha tenido varios trabajos fijos. Actualmente, está haciendo un doctorado en Estados Unidos, por el cual recibe un sueldo. La razón de esto es que la crisis del periodismo está provocando la desaparición de los espacios de análisis y ese, según el ex periodista de El Comercio, “es un lujo que muchas personas no pueden darse porque escribir toma tiempo y es difícil regalar tu trabajo”.

Por su parte, el Dr. Huerta vive de la oncología: él nunca quiso que le pagaran por su labor comunicacional, recién hace poco accedió a recibir una cantidad simbólica. Al ser una vertiente periodística nueva, solo el desarrollo de las tecnologías de la comunicación permitirá que nuevos comunicadores transmigrantes aparezcan y que la idea de vivir tranquilo desde la tribuna de internet sea real.