WhatsApp sostiene la enseñanza escolar en caseríos de Cajamarca y Áncash

Camila Vásquez y Alexandra Vasallo son dos jóvenes limeñas que se convirtieron en profesoras y tutoras de niños que viven en zonas rurales de Cajamarca y Áncash. Ellas narran las limitaciones y desafíos que enfrentan para que las clases remotas permitan a niños y adolescentes continuar con su educación durante la pandemia. 

Por: Lorena Angulo y Ana Claudia Girón
Portada: Adrián Calle


Camila tiene 25 años y es egresada de la carrera de Comunicación para el Desarrollo de la PUCP. Gracias a una convocatoria de la ONG Enseña Perú, obtuvo una vacante para formar parte de esta organización. Ella ya contaba con experiencia en la enseñanza de niños. Anteriormente había participado en el voluntariado Educa Ancón, una organización que se encarga de crear hábitos de lectura en niños de zonas alejadas de dicho distrito.

El trabajo de Camila en la ONG se desarrolla en la modalidad remota. Ella es la tutora de quinto y sexto grado de primaria en una escuela rural multigrado que se ubica en el caserío La Zanja, provincia de Santa Cruz, Cajamarca. Camila tiene a su cargo siete niños de distintas edades con diferentes ritmos de aprendizaje, por lo que en determinados casos debe empezar desde cero.

Camila Vásquez en una videollamada por WhatsApp con sus
alumnos de La Zanja. Foto: Archivo personal.

Algunos niños que viven en La Zanja cuentan con celulares que constantemente recargan para ingresar a las clases vía WhatsApp. En ocasiones, sin embargo, pierden la conexión a Internet y no pueden acceder a las videollamadas programadas. Debido a estas intermitencias en la comunicación es que suelen recibir las clases mediante mensajes de texto o de voz. Este aprendizaje se torna mucho más difícil cuando se trata de enseñar matemáticas o se requiere el uso de gráficos.

Solo dos familias cuentan con los recursos necesarios para pagar un plan de Internet y que sus hijos accedan a las clases remotas por medio de la plataforma Zoom. Distinta es la situación de otros dos alumnos que no disponen de señal en sus casas, por lo que deben caminar varios kilómetros y subir a un cerro cuya altura les permita captar la señal. A veces las clases se interrumpen por las lluvias y los niños tienen que volver corriendo a sus viviendas.

Otro factor que dificulta el proceso de enseñanza y aprendizaje, revela Camila, es que la mayor parte de niños no cuenta con un acompañamiento en casa que los pueda ayudar en su formación. Como la mayoría de los padres se dedica a la ganadería o la agricultura, generalmente no están en el hogar. Además, muchas veces el niño también apoya en el trabajo de campo.

A pesar de todas las dificultades, el acompañamiento de la tutora es vital. Camila se ha adaptado al ritmo de vida de los niños. Las clases se realizan dos o hasta tres veces por semana. Al menos una de estas clases virtuales es grupal.

Alexandra Vasallo, profesora de la comunidad Nuevo Progreso

Alexandra Vasallo, egresada de la carrera de Comunicación e Imagen Empresarial en la UPC, es tutora virtual en una escuela intercultural bilingüe de una comunidad rural llamada Nuevo Progreso, en la provincia de Huari, Áncash. Todos los estudiantes de esta escuela son quechuahablantes. 

Alexandra Vasallo, estudiante universitaria de 26 años, integra la ONG Enseña Perú. Foto: Archivo personal.

Alexandra recuerda que al principio de la pandemia, el gobierno decidió que los niños reciban clases mediante el espacio televisivo Aprendo en Casa, el cual fue promovido por el Ministerio de Educación. Sin embargo, desde Lima no advirtieron que el programa presentaba más de un problema. Por ejemplo, los niños no entendían las clases, ya que los temas que se enseñaban eran muy avanzados. Además, se transmitía en un castellano fluido, idioma que ellos recién están aprendiendo.

Ante este escenario, Alexandra tomó la iniciativa de brindar las clases a sus alumnos mediante la ejecución de proyectos en vez de materias. Luego, la escuela decidió adoptar ese método de enseñanza en todo el nivel primaria. Los profesores se encargan de crear en conjunto los proyectos. De ese modo, se prioriza el desarrollo de competencias que exige el Ministerio de Educación. Los alumnos desarrollan actividades en su propio entorno y buscan espacios de aprendizaje en la vida cotidiana. Por ejemplo, uno de los proyectos consiste en que el niño busque una planta medicinal que sirva para mitigar alguno de los síntomas que provoca el Covid-19. Los estudiantes investigación y, posteriormente, exponen las propiedades de esa planta por medio de un video o alguna entrevista a un familiar.

Alexandra cuenta con doce estudiantes a su cargo y brinda clases individuales a seis de ellos por día durante una hora, tres veces por semana. Estas sesiones varían de acuerdo a las responsabilidades de cada niño, dado que algunos ayudan a sus padres en el trabajo de campo. Para ella hay un alumno en particular con el que le resulta más difícil avanzar, ya que vive con su abuela, quien se encuentra mal de salud. Es por esta razón que tiene que asumir muchas responsabilidades en casa como cocinar, encargarse de su chacra y pastorear a los animales. 

En cuanto al acceso a Internet, Alexandra precisa que los niños recibieron tablets del Ministerio de Educación. Sin embargo, estas no podían ser usadas ya que el chip es de una empresa de telefonía que no capta la señal en la comunidad de Nuevo Progreso. El problema se ha solucionado provisionalmente con las llamadas telefónicas y los mensajes de texto y de voz por WhatsApp.

Alexandra Vasallo con sus alumnos en un viaje que realizó a Nuevo Progreso el año pasado. Foto: Archivo personal.

Alexandra señala que tanto ella como su grupo han pasado por un proceso de adaptación que les ha servido para encontrar oportunidades en el mismo entorno. Junto con los demás tutores planifican lo que deben enseñar a lo largo de cada clase para que esta sea lo más amigable y atractiva. 

Gracias al esfuerzo de los alumnos y profesores, Enseña Perú ha logrado llegar al 90% de los alumnos de esta escuela. La mayoría recibe clases con regularidad. 

En el nivel secundario, en cambio, Alexandra precisa que solo se ha cubierto al 50% del alumnado. Lamentablemente, la mayoría de los estudiantes trabaja para poder subsistir y muchos abandonaron los estudios cuando empezó la pandemia. 

Nivelación del año escolar

Según el Ministerio de Educación, solo en julio de 2020, la deserción escolar en estudiantes de primaria aumentó del 1.3% al 3.5% (128,000 estudiantes). Y en secundaria esta tendencia subió del 3.5% al 4% (102,000 alumnos). Estos números suman 230,000 estudiantes que ya no forman parte del sistema educativo.

Hugo Reynaga, director general de la Digeibira (Dirección General de Educación Básica Alternativa, Intercultural Bilingüe y de Servicios Educativos en el Ámbito Rural), sostiene que las competencias que debían alcanzar los alumnos el año pasado recién se lograron en junio de 2021, debido al atraso del año escolar de un número significativo de estudiantes que abandonaron sus estudios en medio de la crisis sanitaria. 

“Los profesores realizaron evaluaciones a sus alumnos en marzo de este año para saber en qué nivel del logro de la competencia se encontraban respecto a lo que debería haberse adquirido en el 2020. De acuerdo a los resultados de dicha evaluación, ellos están desarrollando con sus estudiantes un proceso de consolidación de aprendizaje correspondiente al año pasado. Este mes se hará una nueva evaluación y se procederá a enseñar los temas pertenecientes al año académico 2021. Esta dinámica se extenderá hasta el 2022, por lo que tendremos un año escolar continuo”, precisa Reynaga.

¿Qué es Enseña Perú?

A mediados de marzo se dio inicio al año escolar 2021 de manera no presencial en todos los colegios públicos a nivel nacional. Sin embargo, dado que hay escuelas en zonas rurales donde no se pudo implementar de manera sostenida la educación a distancia, el Ministerio de Educación ha optado por formar alianzas y convenios con distintas ONG para que más niños y adolescentes puedan continuar con su educación escolar. 

Una de ellas es Enseña Perú que lleva 11 años trabajando con el Minedu. Esta es una asociación sin fines de lucro cuyo propósito es desarrollar iniciativas para que el año 2032 “al menos ocho de cada diez niños y adolescentes reciban una educación de excelencia”. Como se precisa en su página oficial, Enseña Perú “cree en el poder de la educación y confía en el potencial de todos los peruanos”.  Su misión es “impulsar un movimiento de liderazgo por una educación trascendente para todos los estudiantes del Perú”.